FELIZ DIA DE LA MADRE

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miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL BETLEM DE TIRISITI Declarado Bien Inmaterial de Interés Cultural por la Generalitat Valenciana. Decreto 192/2002, de 26 de noviembre Alta distinción de la Generalitat Valenciana al 'Mérito Cultural' UN BELÉN SINGULAR

Las representaciones del Betlem de Tirisiti se celebran en la ciudad de Alcoy desde hace más de cien años y son herederas, quizás casi únicas, de una larga tradición mediterránea de teatros de títeres, en formato pequeño y temática con elementos populares y religiosos. Este sustrato tan particular cuaja en el marco de la industrializada sociedad alcoyana de la mitad del siglo XIX.
El belén, que reúne elementos argumentales conocidos, añade también otros elementos heterogéneos donde se reflejan las costumbres locales o los hechos singulares protagonizados por personajes tipificados u otros que el público puede incluso reconocer. Es evidente que el Belén tiene las raíces bien asentadas en la estima popular y, por ello, el nivel de exigencia respecto a su conservación y difusión, crecen cada nueva temporada. El público se cuenta por millares y la demanda siempre supera la oferta de las Navidades anteriores, obligando a anticipar las representaciones hasta los primeros días de diciembre.
Respecto a la técnica, cabe destacar que los títeres son del tipo llamado "de pie y varilla". Ello quiere decir que los muñecos, montados sobre varillas verticales, corren por el escenario por dentro de unas guías practicadas entre los diversos elementos escénicos. Los manipuladores, desde abajo y al abrigo de las miradas del público, imprimen los diversos movimientos longitudinales, transversales y oscilaciones de las figuras, y llegan a dotarlas de una notable agilidad. Precisamente esta manipulación característica, casi desaparecida a favor de otras como el hilo, el guante o el teatro negro, es uno de los factores que aportan mayor interés al belén, como lo es también la vocalización de los personajes mediante el uso de una lengüeta metálica, el significativo bilingüismo y el papel del narrador que estimula la participación del público.
Como consideración final, haremos hincapié en el gran valor histórico y antropológico del Betlem de Tirisiti de Alcoy. Quizás, junto con otro pequeño espectáculo de títeres de Cádiz, sea el acontecimiento más singular y antiguo aún vivos, de este formato, en el Estado Español. Estamos ante unos elementos singulares del bagaje cultural colectivo. En el caso del Tirisiti, podemos hablar de un trasplante vigoroso desde otra época que nos acerca a la sociedad de antaño y a las generaciones que nos han precedido.
















 Espero que disfrutéis de este belén tradicional de Alcoy.

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CUENTO: La pizarra que habla juega y es tan divertida

La pizarra que habla,
juega y es tan divertida

Era la primera vez que iba a clase. No tenía demasiado miedo, pero aquella noche no pudo dormir demasiado. Estuvo pensando y pensando cómo sería su primer día, así que mientras no podía conciliar el sueño ideó una manera para que el tiempo pasara lo más rápido posible.

José Buenaventura creyó que lo más conveniente era imaginar cómo sería el día siguiente, aquella primera jornada frente a veinte chiquillos de entre cuatro y cinco años.

Éste sería su primer contacto directo con estos niños. Cuando él estudió le enseñaron y dieron muchos consejos de cómo debería tratar a los futuros alumnos, pero la realidad siempre se le hacía muy diferente.

En su cama soñaba despierto que todos los niños se mostraban ilusionados con lo que él enseñaba. Que lo hacía de modo agradable y que nadie se le distraía. De esta manera imaginándoselo se quedó dormido.

Al día siguiente, el despertador sonó antes de lo habitual, había que vestirse para la ocasión, por ello, la ropa bien planchada descansaba sobre la silla junto a la cama. Aquel día no se hizo el remolón, se levantó inmediatamente. Se dirigió al cuarto de baño, se aseó y afeitó, luego desayunó y se vistió. Hasta llegar al colegio sólo tuvo que caminar unos diez minutos, que se le pasaron volando, pues estaba muy nervioso.

Una vez allí saludó a sus nuevos compañeros, quienes se mostraron muy contentos con su llegada. Entre ellos murmuraban: ¡pobre maestro! En su clase no hay ni una simple pizarra.http://www.waece.org/cuentos/imagenes/06_1.gif

José Buenaventura llegó a su aula y saludó a los pequeños: "Hola a todo el mundo". Pero éstos no le correspondieron. También para ellos era el primer día y no sabían frente a quién estaban y como podrían suceder las cosas. Sólo Norberto, un chico pelirrojo bastante despierto preguntó: "Aquí no hay pizarra". A lo que José Buenaventura respondió: "Ésta gran pantalla será nuestra pizarra y con este ordenador haremos todas las actividades".

Al parecer Norberto no había quedado muy satisfecho con la contestación y volvió a preguntar: "¿Y usted dónde se sentará?" En esta ocasión, el maestro sonrió y dijo que él siempre estaría de su lado. Al parecer la primera prueba con los alumnos no había salido del todo mal. No obstante, para ello tuvo que explicar lo que era una pizarra, pues creyó que la mayoría de los niños nunca habían visto una de éstas. Seguidamente, dijo algo sobre su nueva pizarra y por qué estaba enchufada a un ordenador.

Una vez todos se presentaron y mientras Norberto seguía haciendo preguntas de las suyas, José Buenaventura encendió el ordenador y la pantalla se iluminó. En principio resultó un poco fea pero, de repente, comenzó a hacer ruidos, emitir palabras y hasta tenía música. Había muchos colorines y luego aparecieron dibujitos que se movían, que charlaban entre ellos, que hacían preguntas…que invitaban a jugar.

Después de aquello, los chicos fueron al patio, jugaron con el resto de los amigos, corrieron y saltaron muchísimo. Otra vez en clase estuvieron trabajando sobre actividades que el maestro les mandó.

Los días fueron pasando y todos los alumnos estaban muy contentos con aquella nueva pizarra que hablaba, invitaba a jugar y casi sin querer enseñaba cosas muy bonitas. Cuando los pequeños se habían familiarizado con aquella herramienta, también jugaban directamente con ella. Todos disfrutaban mientras aprendían y José Buenaventura cada día estaba más ilusionado pues veía cómo todos participaban. Incluso Ramón, que tenía un problemita en las manitas, para él había una bola de color azul con la que podía jugar y hacer dibujos, o bien colorear en el ordenador.

Él traía a la clase discos que colocaba en el ordenador y todo el mundo jugaba. A veces, escribía algo y enseñaba juegos de otros países, pensados para los niños de cualquier lugar del mundo. También veían la televisión, sólo los programas infantiles y, de vez en cuando, mostraba lugares muy lejanos.

Un día, José Buenaventura dejó de venir al colegio. Nadie supo lo que le sucedió, quizá nadie quiso preguntar qué le había sucedido. Así que me pusieron en su lugar. Me extrañó muchísimo, el primer día que fui, que en la clase no hubiese pizarra, pero pronto me acostumbré. En la actualidad soy incapaz de enseñar sin la ayuda del ordenador y aquella pizarra que habla, juega y es tan divertida. ¡Ah! Lo había olvidado, José Buenaventura está en la Universidad, un lugar donde enseña a los mayores cosas sobre los niños y siempre que tengo alguna duda, acudo a él.

Víctor Amar


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