Todo surge tras ver la película "La Ola". En ella, se recrea un experimento que hizo un profesor con una clase de instituto para demostrarles la facilidad con la que se manipulan las masas y que comprendieran los regímenes autoritarios. La clase acabó en menos de una semana siendo una réplica de lo que sucede en cualquier regímen fascista: los alumnos cedieron parte de su identidad al grupo y creyéndose importantes por pertenecer a él se vieron abocados a una paranoia por la disciplina, el cumplimiento de normas y la homogeneización. El grupo llegó a extremos como inventar una simbología, saludo, uniforme y a cometer actos vandálicos por el propio interés del grupo.
Ron Jones, el profesor que organizó el experimento original (EEUU, 1976) declaraba años después:
"Siempre podrá volver el fascismo, porque es muy sencillo de entender y porque las personas se sienten frustradas. Pierden su trabajo, su dignidad, su sentido de valía, y enseguida llega alguien y les dice: "tengo la respuesta".
Los sistemas escolares preparan el terreno, utilizando exámenes estandarizados basados en éxito-fracaso y no reconociendo vías alternativas de aprendizaje, así como una variedad más amplia de las capacidades y logros individuales de los alumnos.
La educación elimina a los alborotadores y a los que son difíciles de enseñar, premiando a los estudiantes sumisos que quieren tener éxito a cualquier precio y aceptan la autoridad de las instituciones.
Eso es lo triste. Los maestros pueden hacerlo explotar diciéndoles a los alumnos que son especiales, que forman parte de una comunidad y que pueden hacer cosas únicas. Lo único que tienen que dar ellos a cambio es su lealtad. Lo que ahí sucedió sucede cada día en la escuela, sólo que falta el resto de la parafernalia. Los niños no aprenden a hacer preguntas. Estamos creando una sociedad en la que la libertad es sólo una palabra más del diccionario."
Imagino que trabajar con 13 niños de 2 años en una guardería, 25 de 6 años en una escuela o 40 de 15 en un instituto no deber ser fácil, por eso quizás la enseñanza con fichas desde los 2 años, la estandarización de aprendizajes, el currículum cerrado, la ordenación por filas, los horarios, las rutinas, el sistema basado en premio-castigo, la homogeneización de calificaciones, las notas 0-10, las horas de 45 minutos, ...
Pero ¿es necesario? ¿es justificable? ¿es bueno? Me quedo con muchas dudas que algún día espero poder resolver.
Termino con más palabras del profesor Jones:
"Sospecho que las respuestas que buscamos están más cerca de lo que pensamos. Son las decisiones que cada uno toma. La decisión de incluir o excluir a algunas personas en tu vida. De caminar por la habitación para encontrarte con un extraño. El extraño en ti y cada uno de nosotros. De confiar en ti mismo y en los demás. De luchar por la justicia y la igualdad en el pulso de tu vida. De amar a tus hijos. De ser estúpido. De jugar. De crear sentimiento de comunidad y una vida mejor para los demás. Una vida que no puede ser entregada a cualquier miedo o tirano. Una vida que no puede ser planificada ni explicada, sólo disfrutada.
Sí, hay bien y mal en lo que hacemos. El bien en mí anhela la libertad. El mal existe en una disputa al volante o un insulto racial, a punto de estallar en un mundo de perfección, respuestas, y orden. Somos capaces de cualquiera de esas cosas".
Si cualquiera es capaz de cualquier cosa, ¿no son los maestros y maestras del mundo capaces de cambiar éste?
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