FELIZ DIA DE LA MADRE

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miércoles, 18 de enero de 2012

Profesores «ciberhumillados»

Las nuevas tecnologías pueden tener tanto efectos positivos como negativos, todo depende de como las utilicemos. A continuación voy a adjuntar un artículo del diario La Razón, en el cual se cuenta de que manera algunos adolescentes utilizan las nuevas tecnologías y las redes sociales.

"Más de la mitad de los usuarios de Internet ha tenido experiencias negativas. En este caso, uno de los ejemplos más alarmantes del mal uso de las redes sociales es la «ciberhumillación» («cyberbaiting»), un fenómeno en alza, según el último informe Norton Online Family, presentado ayer en Madrid. «Los estudiantes comienzan provocando a un profesor hasta que estalla. Le graban en sus móviles para poder subir el montaje on-line consiguiendo así humillar al docente y al colegio», explica Roberto Testa, portavoz de Norton.

Así, uno de cada cinco profesores ha vivido en primera persona una experiencia de estas características o conoce a algún otro que la haya sufrido. No obstante, los docentes son conscientes de que ser amigo de sus estudiantes en las redes sociales les expone a riesgos. El 67 por ciento así lo cree pero, aun así, el 34 por ciento continúa siendo «amigo» de sus alumnos. En este terreno, en los colegios queda mucho por hacer ya que, según el estudio, sólo el 51% de los docentes afirma que sus escuelas tienen un código de conducta de cómo los profesores y alumnos se deben comunicar a través de las redes sociales. El 80 por ciento de los profesores pide una educación on-line en los colegios más segura, una posición que respalda el 70 por ciento de los padres.

La «ciberhumillación» es también una de las cuestionen que denuncian los docentes
al Defensor del Profesor, un servicio que proporciona el sindicato de profesores ANPE. El 9 por ciento de las denuncias recibidas durante el último año tenían que ver con situaciones como éstas. En la gran mayoría de los casos, los jóvenes se escudan en el anonimato que puede proporcionar Internet para propagar infundios, calumnias, obscenidades, humillaciones y vejaciones."

Ya lo veis, hay que intentar poner fin a esto y educar en valores desde bien pequeños a nuestros alumnos, para que en un futuro sean personas que respeten tanto a sus compañeros como a sus profesores.

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CUENTO: La pizarra que habla juega y es tan divertida

La pizarra que habla,
juega y es tan divertida

Era la primera vez que iba a clase. No tenía demasiado miedo, pero aquella noche no pudo dormir demasiado. Estuvo pensando y pensando cómo sería su primer día, así que mientras no podía conciliar el sueño ideó una manera para que el tiempo pasara lo más rápido posible.

José Buenaventura creyó que lo más conveniente era imaginar cómo sería el día siguiente, aquella primera jornada frente a veinte chiquillos de entre cuatro y cinco años.

Éste sería su primer contacto directo con estos niños. Cuando él estudió le enseñaron y dieron muchos consejos de cómo debería tratar a los futuros alumnos, pero la realidad siempre se le hacía muy diferente.

En su cama soñaba despierto que todos los niños se mostraban ilusionados con lo que él enseñaba. Que lo hacía de modo agradable y que nadie se le distraía. De esta manera imaginándoselo se quedó dormido.

Al día siguiente, el despertador sonó antes de lo habitual, había que vestirse para la ocasión, por ello, la ropa bien planchada descansaba sobre la silla junto a la cama. Aquel día no se hizo el remolón, se levantó inmediatamente. Se dirigió al cuarto de baño, se aseó y afeitó, luego desayunó y se vistió. Hasta llegar al colegio sólo tuvo que caminar unos diez minutos, que se le pasaron volando, pues estaba muy nervioso.

Una vez allí saludó a sus nuevos compañeros, quienes se mostraron muy contentos con su llegada. Entre ellos murmuraban: ¡pobre maestro! En su clase no hay ni una simple pizarra.http://www.waece.org/cuentos/imagenes/06_1.gif

José Buenaventura llegó a su aula y saludó a los pequeños: "Hola a todo el mundo". Pero éstos no le correspondieron. También para ellos era el primer día y no sabían frente a quién estaban y como podrían suceder las cosas. Sólo Norberto, un chico pelirrojo bastante despierto preguntó: "Aquí no hay pizarra". A lo que José Buenaventura respondió: "Ésta gran pantalla será nuestra pizarra y con este ordenador haremos todas las actividades".

Al parecer Norberto no había quedado muy satisfecho con la contestación y volvió a preguntar: "¿Y usted dónde se sentará?" En esta ocasión, el maestro sonrió y dijo que él siempre estaría de su lado. Al parecer la primera prueba con los alumnos no había salido del todo mal. No obstante, para ello tuvo que explicar lo que era una pizarra, pues creyó que la mayoría de los niños nunca habían visto una de éstas. Seguidamente, dijo algo sobre su nueva pizarra y por qué estaba enchufada a un ordenador.

Una vez todos se presentaron y mientras Norberto seguía haciendo preguntas de las suyas, José Buenaventura encendió el ordenador y la pantalla se iluminó. En principio resultó un poco fea pero, de repente, comenzó a hacer ruidos, emitir palabras y hasta tenía música. Había muchos colorines y luego aparecieron dibujitos que se movían, que charlaban entre ellos, que hacían preguntas…que invitaban a jugar.

Después de aquello, los chicos fueron al patio, jugaron con el resto de los amigos, corrieron y saltaron muchísimo. Otra vez en clase estuvieron trabajando sobre actividades que el maestro les mandó.

Los días fueron pasando y todos los alumnos estaban muy contentos con aquella nueva pizarra que hablaba, invitaba a jugar y casi sin querer enseñaba cosas muy bonitas. Cuando los pequeños se habían familiarizado con aquella herramienta, también jugaban directamente con ella. Todos disfrutaban mientras aprendían y José Buenaventura cada día estaba más ilusionado pues veía cómo todos participaban. Incluso Ramón, que tenía un problemita en las manitas, para él había una bola de color azul con la que podía jugar y hacer dibujos, o bien colorear en el ordenador.

Él traía a la clase discos que colocaba en el ordenador y todo el mundo jugaba. A veces, escribía algo y enseñaba juegos de otros países, pensados para los niños de cualquier lugar del mundo. También veían la televisión, sólo los programas infantiles y, de vez en cuando, mostraba lugares muy lejanos.

Un día, José Buenaventura dejó de venir al colegio. Nadie supo lo que le sucedió, quizá nadie quiso preguntar qué le había sucedido. Así que me pusieron en su lugar. Me extrañó muchísimo, el primer día que fui, que en la clase no hubiese pizarra, pero pronto me acostumbré. En la actualidad soy incapaz de enseñar sin la ayuda del ordenador y aquella pizarra que habla, juega y es tan divertida. ¡Ah! Lo había olvidado, José Buenaventura está en la Universidad, un lugar donde enseña a los mayores cosas sobre los niños y siempre que tengo alguna duda, acudo a él.

Víctor Amar


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