FELIZ DIA DE LA MADRE

FELIZ DIA DE LA MADRE
EL BLOGGER BUFANDAS Y ABRIGOS OS DESEA FELIZ DIA DE LA MADRE

viernes, 23 de marzo de 2012


¿HOY EN DIA LEER ES UN HOBBY O UNA OBLIGACIÓN?

Actualmente, hay numerosas publicaciones de muchos autores de libros de misterio, vampiros, risa, comics, aventuras…muy interesantes tanto para jóvenes como personas mayores, el único problema es el tiempo.

¿Cuándo podemos leer?
Muchos niños no tienen tiempo para jugar con sus juguetes porque todos los días tienen deberes, tienen que estudiar, van a extraescolares… Cuando terminan de hacerlo solo tienen ganas de ducharse, cenar e irse a la cama. Solamente tienen tiempo para poder leer el fin de semana pero ellos deciden jugar o ir con sus papás donde ellos vayan, ya que han estado toda la semana en casa estudiando y haciendo los deberes día a día.

Hoy en día, muchos jóvenes no leen si no es por obligación, ya que ellos prefieren ver la televisión, jugar con el móvil o salir con los amigos de fiesta… Piensan que leer es un rollo y eso no es así, tú puedes coger un libro de misterio y decir que no te guste, pero el libro para otras personas puede ser muy interesante. El misterio de leer un buen libros es saber qué tipo de libros te gustan y qué quieres leer, si una persona no se hace este tipo de preguntas antes de elegir un libro por mucho que lea no le gustará ninguno.

La gente adulta, es decir, gente de 35-50 leen por diversión, hobby, pasar el tiempo…pero muchos de ellos no tienen tiempo para dedicárselo a la lectura, ya que tienen hijos, tienen que hacer la comida, limpiar la casa…

La gente mayor si que suele leer si su vista se lo permite, ya que tienen mucho tiempo libre como por ejemplo, las personas jubiladas. Estas suelen leer libros como la Biblia, hojas de la parroquia… También, hay personas mayores que no leen porque cuidan a sus nietos las 24 horas del día y no tienen tiempo para dedicárselo a la lectura y cuando llegan a sus casas lo único que quieren es poder descansar unas horas.

Con esta breve reflexión quiero animar a gente de todas las edades a poder leer un libro en su casa en su tiempo de ocio, ya que es una situación muy agradable y muy tranquila cuando decides hacerlo.


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CUENTO: La pizarra que habla juega y es tan divertida

La pizarra que habla,
juega y es tan divertida

Era la primera vez que iba a clase. No tenía demasiado miedo, pero aquella noche no pudo dormir demasiado. Estuvo pensando y pensando cómo sería su primer día, así que mientras no podía conciliar el sueño ideó una manera para que el tiempo pasara lo más rápido posible.

José Buenaventura creyó que lo más conveniente era imaginar cómo sería el día siguiente, aquella primera jornada frente a veinte chiquillos de entre cuatro y cinco años.

Éste sería su primer contacto directo con estos niños. Cuando él estudió le enseñaron y dieron muchos consejos de cómo debería tratar a los futuros alumnos, pero la realidad siempre se le hacía muy diferente.

En su cama soñaba despierto que todos los niños se mostraban ilusionados con lo que él enseñaba. Que lo hacía de modo agradable y que nadie se le distraía. De esta manera imaginándoselo se quedó dormido.

Al día siguiente, el despertador sonó antes de lo habitual, había que vestirse para la ocasión, por ello, la ropa bien planchada descansaba sobre la silla junto a la cama. Aquel día no se hizo el remolón, se levantó inmediatamente. Se dirigió al cuarto de baño, se aseó y afeitó, luego desayunó y se vistió. Hasta llegar al colegio sólo tuvo que caminar unos diez minutos, que se le pasaron volando, pues estaba muy nervioso.

Una vez allí saludó a sus nuevos compañeros, quienes se mostraron muy contentos con su llegada. Entre ellos murmuraban: ¡pobre maestro! En su clase no hay ni una simple pizarra.http://www.waece.org/cuentos/imagenes/06_1.gif

José Buenaventura llegó a su aula y saludó a los pequeños: "Hola a todo el mundo". Pero éstos no le correspondieron. También para ellos era el primer día y no sabían frente a quién estaban y como podrían suceder las cosas. Sólo Norberto, un chico pelirrojo bastante despierto preguntó: "Aquí no hay pizarra". A lo que José Buenaventura respondió: "Ésta gran pantalla será nuestra pizarra y con este ordenador haremos todas las actividades".

Al parecer Norberto no había quedado muy satisfecho con la contestación y volvió a preguntar: "¿Y usted dónde se sentará?" En esta ocasión, el maestro sonrió y dijo que él siempre estaría de su lado. Al parecer la primera prueba con los alumnos no había salido del todo mal. No obstante, para ello tuvo que explicar lo que era una pizarra, pues creyó que la mayoría de los niños nunca habían visto una de éstas. Seguidamente, dijo algo sobre su nueva pizarra y por qué estaba enchufada a un ordenador.

Una vez todos se presentaron y mientras Norberto seguía haciendo preguntas de las suyas, José Buenaventura encendió el ordenador y la pantalla se iluminó. En principio resultó un poco fea pero, de repente, comenzó a hacer ruidos, emitir palabras y hasta tenía música. Había muchos colorines y luego aparecieron dibujitos que se movían, que charlaban entre ellos, que hacían preguntas…que invitaban a jugar.

Después de aquello, los chicos fueron al patio, jugaron con el resto de los amigos, corrieron y saltaron muchísimo. Otra vez en clase estuvieron trabajando sobre actividades que el maestro les mandó.

Los días fueron pasando y todos los alumnos estaban muy contentos con aquella nueva pizarra que hablaba, invitaba a jugar y casi sin querer enseñaba cosas muy bonitas. Cuando los pequeños se habían familiarizado con aquella herramienta, también jugaban directamente con ella. Todos disfrutaban mientras aprendían y José Buenaventura cada día estaba más ilusionado pues veía cómo todos participaban. Incluso Ramón, que tenía un problemita en las manitas, para él había una bola de color azul con la que podía jugar y hacer dibujos, o bien colorear en el ordenador.

Él traía a la clase discos que colocaba en el ordenador y todo el mundo jugaba. A veces, escribía algo y enseñaba juegos de otros países, pensados para los niños de cualquier lugar del mundo. También veían la televisión, sólo los programas infantiles y, de vez en cuando, mostraba lugares muy lejanos.

Un día, José Buenaventura dejó de venir al colegio. Nadie supo lo que le sucedió, quizá nadie quiso preguntar qué le había sucedido. Así que me pusieron en su lugar. Me extrañó muchísimo, el primer día que fui, que en la clase no hubiese pizarra, pero pronto me acostumbré. En la actualidad soy incapaz de enseñar sin la ayuda del ordenador y aquella pizarra que habla, juega y es tan divertida. ¡Ah! Lo había olvidado, José Buenaventura está en la Universidad, un lugar donde enseña a los mayores cosas sobre los niños y siempre que tengo alguna duda, acudo a él.

Víctor Amar


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